A mediados de 1982, Michael y parte del equipo creativo de la discográfica CBS se reunieron con el fotógrafo Dick Zimmerman –de gran reconocimiento en los Estados Unidos– para pensar la tapa de Thriller. La imagen del músico estaba por las nubes, los fans esperaban ansiosos el sucesor de Off the wall (1979). La reunión tuvo lugar en agosto, en un estudio en Hollywood. Zimmerman recuerda que cuando vio entrar a Michael sintió un escalofrío en el cuerpo, era más alto de lo que había imaginado e irradiaba una energía particular. Se saludaron con un apretón suave de manos. El fotógrafo tenía amplia experiencia en trabajar con megaestrellas, durante años fue el encargado de hacer las fotos de tapa para Vogue, People y Us, aun así, esa tarde sintió algo distinto.
Había otro fotógrafo en el estudio, nunca se supo quién era. Michael habló en privado con cada uno. Les explicó lo que tenía en mente y les preguntó qué les parecía que podían aportar. Ni bien terminaron, el músico subió al coche que lo esperaba en la puerta y regresó a su casa. Tres días después, Zimmerman recibió un llamado de la discográfica, Michael quería visitar su estudio personal para ver sus trabajos. Volvieron a reunirse al día siguiente, Michael únicamente revisó los porfolios más recientes. Miró en silencio cada imagen. Estuvo menos de una hora, saludó educadamente y se fue. Dos días después, le confirmaron a Zimmerman que había sido elegido fotógrafo oficial para la portada del nuevo disco. Le pidieron dos cosas, primero en principal, que tratara al músico con total delicadeza. Y que guardara la información en secreto.
Michael le había explicado a Zimmerman que quería vestir ropa elegante. Los principales diseñadores de Los Ángeles, por pedido directo de Zimmerman, elaboraron prendas modernas y de primerísimo nivel. No sabían para qué ni para quién eran, sólo recibieron los talles. El día de la primera sesión, Michael estuvo casi dos horas probándose ropa, no le gustaba nada de lo que le habían preparado. Zimmerman masticaba los nervios en silencio, por contrato no podía discutir ni elevar la voz. Finalmente eligió un traje blanco, camisa negra con cierre, pañuelo atigrado y cinturón negro. Los zapatos nunca aparecieron en las fotografías oficiales, pero también eran negros.
Las primeras imágenes las hizo con un tigre de seis semanas que él mismo llevó hasta el estudio entre brazos. Fue un problema. Michael estaba preocupado de que el cachorro le ensuciara la ropa o le arañara la cara. Las fotos –destruidas por contrato– reflejaban esa preocupación: aparecía con los gestos tensos, fruncía la boca y los ojos. No pudieron seguir. Hicieron una pausa para distender el cuerpo y aprovecharon para pedir comida vegetariana a un restaurante de la Tercera Avenida. Michael quedó tan impresionado con la calidad del plato que le sirvieron que mandó a contratar al chef para que lo acompañara en las giras. La sesión terminó exitosamente. Michael, Zimmerman y el tigre pudieron trabajan con tranquilidad: esa tarde hicieron más de cien fotos en seis horas. Durante los descansos, Michael aprovechaba para ensayar sus pasos de baile frente a los espejos del estudio.
Acordaron reencontrarse cuando Zimmerman tuviera listas las copias previas. Dicho y hecho: tres semanas después llevó las transparencias al estudio donde Michael y Quincy Jones estaban grabando. Eran más de diez. Michael estaba de muy buen humor ese día, le dedicó toda su atención a mirar los detalles de cada imagen, pero no se decidía por ninguna. Lo llamó a Quincy Jones.
- ¿Cuál te parece la indicada?
Jones miró todas las fotos rápidamente.
- Esa.
- Listo, esa es la vamos a usar, le dijo Michael a Dick.
Y así fue.
Zimmerman –dijo años después– nunca había visto una decisión tan rápida y efectiva. Era la misma foto que hubiese elegido él. Una de las fotos con el tigre la utilizaron para ilustrar el interior. La creativa de la discográfica Nancy Donald fue la encargada de definir una coherencia visual con el material seleccionado. Y el diseñador Mac James se hizo cargo de la tipografía y los retoques finales.
Thriller salió a la venta el 30 de noviembre de 1982. En total, se utilizaron 750 mil dólares para su producción. La primera semana vendió un millón de copias. Un año y medio después ya había roto todos los récords de ventas registrados hasta el momento. A treinta años de su lanzamiento sigue en el puesto número uno.