elefante pixelado

arte contemporáneo - biografías inéditas - ensayos


Nova Jiang: Paisajes abreviados

El arte cinético, la literatura y la botánica se cruzan en Landscape Abbreviated [Paisajes abreviados] una de las últimas obras de la artista china Nova Jiang (1985). Se trata de un laberinto integrado por módulos giratorios que contienen plantas de musgo recogidas del espacio público, en especial de medianeras de edificios, grietas en el pavimento, alcantarillas y parques de Nueva York. El diseño imita la dinámica de un jardín, con la diferencia de que la fisonomía está en movimiento constante para que los espectadores se vean obligados a recorrer el espacio de la instalación de forma indistinta

Cada uno de los módulos está controlado por un software que genera nuevas combinaciones matemáticas; el resultado es entonces un laberinto cinético pensado como una abreviatura arquitectónica de grandes ideas, de grandes campos de producción cultural: un jardín que en definitiva es una máquina. La artista explica que la obra no tiene la intención de convertirse en una trampa –como sucede con los laberintos convencionales– sino que busca trazar una conexión entre la belleza del juego matemático, el rigor de la programación, la arquitectura, el paisaje urbano y la literatura. Las citas literarias son fundamentales para encuadrar la obra en un plano metafórico, las más evidentes serían el amor entre Ariadna y Teseo o las paradojas de Jorge Luis Borges, sin embargo el uso de un espacio en constante modificación hace alusión a las metamorfosis de la naturaleza artificial –si es que existe la idea de artificialidad de la mano de la naturaleza– y a la diversidad de puntos de vista que surgen en consecuencia de estos cambios.



Dentro de los módulos hay además de plantas pedazos de vidrio y plástico, entre otros desechos que ayudan a construir una imagen de la biodiversidad urbana, aquello que Jiang llama el mosaico de una arqueología no intencional. Los sistemas que producen el movimiento son abiertos y nunca repiten secuencias. La idea nació a principios de 2012 en el Programa Wave Hill. Jiang buscó una forma de trabajar lo artificial y lo natural, pero sin mostrar los campos desvinculados. Encontró la naturaleza incorporada en la ciudad, la ciudad y sus movimientos, el ser humano y su interacción. De allí el laberinto y las referencias artísticas.

Nova Jiang explora la ampliación del espacio público desde la interacción y la colaboración de la comunidad. Sus primeros bocetos fueron una serie de dibujos que funcionaban como un acto comunicativo. Landscape Abbreviated representa una situación narrativa con sus posibles especulaciones escultóricas que responden a la influencia de una naturaleza omnipresente.

La especulación, la programación y el enlace al campo literario ya estaba presente en Ideogenetic Machine -un proyecto que comenzó a fines de 2011 y aún continúa en progreso- una instalación que incorpora los retratos de los participantes en un libro de historietas generado algorítmicamente. El cómic se crea en directo a través de un software personalizado que captura situaciones con una cámara simple. Las fotografías se procesan desde una base de datos y se proyectan en una pantalla gigante en tiempo real. Los espectadores tienen que participar activamente para darle continuidad a la historia.



La configuración de cada cuadro es única, no hay posibilidad matemática de que se repitan los recursos utilizados. El software también añade viñetas en blanco donde se pueden incluir diálogos inventados. Cada participante se convierte entonces en protagonista y creador de un cómic exclusivo.

Guto Nóbrega

A esta altura de las circunstancias es un obviedad aclarar que gran parte del arte contemporáneo avanza de la mano con los adelantos científicos. El punto está en observar cómo los artistas fuerzan procedimientos creativos en busca de nuevas preguntas. No interesan tanto las certezas: el objetivo es analizar el campo del significado. El caso del brasileño Guto Nóbrega es un ejemplo interesante, su obra se detiene en la confluencia entre tecnología y naturaleza -especialmente la botánica- para arriesgar experiencias estéticas. Desde la robótica, la cinética, la comunicación y el videoarte se encarga de alumbrar la importancia de la vida vegetal y su interacción silenciosa con el ser humano.

En Breathing (2008) analiza el proceso de la respiración tomando como punto de partida una criatura híbrida, integrada por una planta -organismo vivo- y un cuerpo electrónico -sistema artificial-, que entabla un proceso simbiótico con el entorno a través del movimiento, el sonido y los impulsos lumínicos. El espectador se para delante la criatura y, con el simple acto de respirar, consigue una reacción cinética. Según explica Nóbrega, este trabajo es el resultado de una investigación sobre las plantas como agentes sensibles para la creación artística, con principal interés en desarrollar un diálogo entre procesos orgánicos y artificiales.

Hay una interpretación directa de la respiración como motor artístico, al mismo tiempo es el hilo conector entre el espectador y la criatura. El acto de respirar es primordial para la vida, su accionar permite desarrollar todos los procesos biológico básicos, en todas las especies conocidas sobre el planeta tierra. Es una operación creativa. “La belleza de la respiración es inminente a cualquier criatura, intercambio energético de cualquier sistema En ese momento de alegría y fascinación nos encontramos en un diálogo muy extraño, una metáfora de la vida se crea. La respiración es la celebración de ese momento”, apunta el artista.



Para la instalación Equilibrium (2008) da un primer paso hacia la búsqueda literal de equilibrio dentro de un ecosistema. Es así que desarrolló un dispositivo mecánico que incluye a una planta, dos motores simples, paneles solares, microcontroladores y sensores fotosensibles. El sistema está apoyado sobre un eje que le permite girar de acuerdo a la ubicación de la fuente de luz. En un extremo de la balanza se encuentran los componentes mecánicos y electrónicos, en el otro la planta y los panales solares. A medida que la luz gira –como sucede naturalmente con el sol- la planta, ayudada con dos hélices que se activan automáticamente, va persiguiendo su fuente de energía.

Nóbrega define a Equlibrium como un artefacto de comportamiento autónomo, una clase de híbrido artificial resultante de prácticas artísticas contemporáneas relativas a la creación de nuevos organismos diseñados por el ser humano. La naturaleza, entonces, como concepto, nunca puede interpretarse de manera objetiva; y si el arte es una herramienta para modular la subjetividad, es también un vehículo para ampliar el entendimiento de los fenómenos biológicos y sus cambios constantes.



En el campo del videoarte, Nóbrega experimentó con el cuerpo humano e imágenes de vegetales para crear Ephemera (2008), un trabajó que también surgió de la investigación botánica en conexión con el arte y los adelantos tecnológicos. “Las plantas son interfaces para la naturaleza, si pensamos en la naturaleza como un concepto amplio. En el proceso creativo, así como en la naturaleza, la luz juega un papel fundamental. En este proyecto la luz se ha tomado como elemento de la metáfora, así como la ruta física que combina los seres humanos y la naturaleza en un paisaje único”, apunta. La piel humana se transforma en una pantalla orgánica para conectar dos seres distintos pero que comparten por igual el impulso vital. La obra construye su poética en temporalidades y medios diferentes.



En la misma línea desarrolló el video experimental Happiness (2007), donde una actriz interactúa con dibujos animados de seres imaginarios y plantas. “Esta obra es un intento de crear resonancia entre las cosas del mundo que yo creo abren nuevos bordes de significado”, dice.



Desde 2006, Nóbrega está trabajando en el proyecto Leaves System, que es parte de su doctorado interdisciplinario en la Universidad de Plymouth. Técnicamente es una iniciativa interactiva en biocomunicación que persigue construir un sistema de diálogo en el que las plantas tengan un papel fundamental como agentes sensibles. Mediante sensores que se conectan a las hojas de los vegetales, el artista busca aprovechar cualquier estímulo vital-cinético-eléctrico que permita la comunicación. Y de este modo explorar las plantas como bioconductores a partir de la computación física. El objetivo es desequilibrar a las ecuaciones de un sistema telemático convencional y abrir el espacio para otras variables más sutiles.

Nóbrega pone un pie sobre el terreno de cibernética, pero desde una lectura medioambiental. Las variaciones de luz, calor, humedad, presión barométrica, son influencias objetivas que afectan el comportamiento de la planta y su electrofisiología. Captar ese fenómeno es también entablar un diálogo donde interviene el tiempo y el espacio para atender respuestas subjetivas del entorno. La clave está en la respuesta galvánica de la piel (GSR), que se mide con dispositivo construido sobre un circuito eléctrico de medición Wheatstone. A través de electrodos, la variación de la conductividad puede medirse y enviarse a un microcontrolador. El proyecto -señala el artista- va a estar finalizado cuando la planta pueda decodificar sus propios impulsos eléctricos y así controlar su propia luz y generar sonidos e imágenes.

David Benqué

Imaginemos un jardín lleno de flores y árboles y frutos exóticos, imaginemos que los frutos tienen formas imposibles y que emiten melodías. Los insectos que allí viven interactúan con el entorno, generan sonidos que los mismos árboles amplifican. Esto que parece una escena de cuento es apenas una pequeña parte del proyecto Acoustic Botany (2010), del artista inglés David Benqué, un ferviente investigador en ingeniería genética y biología sintética. Parece un delirio pero es real: Benqué está trabajando la posibilidad de diseñar, manipulación mediante, vegetales que sean capaces de interpretar melodías.

Acoustic Botany está en etapa de desarrollo, el objetivo es, además de darle vida a un jardín acústico que modifique su carácter fonético a lo largo de las estaciones, anticipar un futuro próximo donde los adelantos en genética no sean únicamente utilizados para abordar cuestiones relacionadas con la salud, los alimentos o el medioambiente, sino también para extender la edad y satisfacer deseos estéticos. “Le hemos dado forma a la naturaleza durante miles de años. Con este jardín fantástico, a modo de ecosistema controlado de entretenimiento, me propongo explorar nuestra relación cultural con la naturaleza, y cuestionar su devenir en la era de la biología sintética”, explica Benqué.

Las investigaciones se están desarrollando junto a un equipo de asesores científicos de la Universidad de Harvard y de la División de Biociencias Moleculares del Imperial College de Londres. La metodología utilizada es un cruce con las prácticas agrícolas tradicionales. Por ejemplo, el fruto String-Nut tiene una cáscara hueca, perforada, que actúa como caja de resonancia de los sonidos de masticación y estridulación de varios insectos. El artista está realizando experiencias en laboratorio para que los árboles puedan dar este fruto, de distintos tamaños, y así variar las notas y las combinaciones musicales posibles.

El interior de estas nueces contiene una pulpa dulce, que es devorada por los insectos. Entran en el fruto por los distintos agujeros y allí permanecen hasta que comen todo, durante ese proceso accionan una serie de fibras que funcionan como cuerdas. El pulso de esas cuerdas genera música. Cuando la pulpa se termina suelta una semilla a la tierra para que germine y le de vida a una nueva planta.

Benqué sabe perfectamente que no va a lograr sonidos absolutos, de extrema belleza; su intención es comenzar con mecanismos simples, como fuelles y vejigas. Otro ejemplo, en este sentido, es el Agrobacterium modificado, capaz de digerir azúcares y nutrientes para generar en su interior parásitos que producen gas. Cuando la presión del gas aumenta, el fruto lo exhala a través de los estomas [los poros de los vegetales]. De este modo se producen silbidos, como si tratara de un globo al cual se le va quitando lentamente el aire desde el pico. El tamaño de los estomas regula la intensidad y la frecuencia de los sonidos generados.

El Giant Speaker Lilly, otra especie, está inspirada en una flor real que captura insectos y los cubre de polen durante un día completo hasta matarlos. La intervención de Benqué amplifica mediante membranas naturales las vibraciones que se producen dentro de la flor, sus hojas y los capullos, al momento de la captura. El artista explica que se trata de una réplica de un altavoz de gran formato.

El equipo de investigadores está analizando los efectos reales que estos cambios biológicos pueden tener sobre las plantas, especialmente en sus posibilidades de reproducción. Probablemente, señalan, las especies necesiten de la intervención del humano para que no tengan efectos indeseados o se trunque su crecimiento y propagación.

La idea del artista es lograr algo más que una experiencia perceptiva, busca crear modelos de sonido distintos, para atraer a la audiencia de forma directa. También tiene en sus planes editar un pequeño libro con diagramas e ilustraciones, que exponga todos los detalles de los nuevos vegetales y explique las relaciones internas en el ecosistema que los reúne. Benqué imagina una banda sonora integrada, armónica con los sonidos clásicos de la naturaleza. “Igual sabemos que va a ser imposible controlar esta música, el crecimiento de las plantas es una incógnita, una incógnita inevitable”, agrega.

En base a este proyecto, desarrolló la instalación Silver Acres (2010), donde expone la evolución del jardín acústico a lo largo de un año, durante las cuatro estaciones. Para esto se vale de miniaturas realizadas en vidrio y polímeros, situadas sobre una interfaz electrónica que va mutando a medida que avanza el tiempo y se modifican, virtualmente, las condiciones meteorológicas. El artista se ha cuidado de no caer en lugares comunes en la representación de Acoustic Botany, por eso se definió por imágenes abstractas y luces y colores repartidos arbitrariamente. Las piezas tridimensionales representan cada uno de los vegetales que se están desarrollando en laboratorio: por un lado hay una orquesta de String-nuts, por otro las flores carnívoras sonoras y el vivero principal con frutos modificados.



Esta instalación se ha presentado en el Royal College of Art de Londres. Está en carpeta la idea de armar un espectáculo integral cuando los vegetales estén terminados.