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Kittiwat Unarrom: Bakery

Su padre era panadero, un trabajo a contramano del mundo. Kittiwat Unarrom, de pequeño, lo observaba alimentar el horno antes del amanecer, amasar los bollos, dejar la vida detrás de cada producto. Con los años aprendió los secretos de la confitería, en paralelo se formaba en artes plásticas, pintaba retratos, experimentaba con las tres dimensiones en alguna pieza escultórica, pero nada para destacar. Hasta que se hizo cargo del local: en lugar de hornear tentadores panquecitos o perfectas baguettes adaptó la morfología del cuerpo humano a las confituras. Le dio vida a Bakery, su obra más destacada. Visitar la panadería de Unarrom en Tailandia es, además de una experiencia artística, algo muy parecido a caminar por la morgue de un hospital público.

Primer punto, el sabor es el mismo, las piezas son de pan, chocolate, pasas de uva, mermelada y azúcar. El trabajo conceptual está en la forma. Kittiwat estudió anatomía para copiar al detalle texturas y proporciones; y con la paciencia de un científico trabajó los ingredientes hasta encontrar el punto. “Mi idea es romper con la idea de las primeras impresiones, con la cultura visual. Es pan, tiene sabor a pan. A la gente le da impresión y no le dan ganas de comer, por lo que ven”, explica el artista.

Es muy simple confundir este tipo de trabajos con un producto de diseño. La confusión es correcta, pero hay una búsqueda que subyace en sus creaciones, relacionada con el choque entre un alimento tan básico y universal como el pan y un cadáver mutilado. A eso hay que sumarle la inserción en un mercado masivo y cotidiano como el de la panadería, de alto impacto social. De hecho, el local completo en funcionamiento es, ni más ni menos, su tesis para obtener un master en la Escuela de Bellas Artes de Taiwán.

Las piezas se cocinan en etapas. Luego de amasarlas, darles la primera forma y el primer golpe de calor, se retiran del horno y en caliente se las moldea prolijamente. Luego se pintan (la sangre está hecha con chocolate en distintas densidades) y se devuelven al horno para la cocción final. Algunas piezas, por ejemplo las cabezas, se fragmentan y se venden por partes: una nariz, las orejas, la boca. Otra se venden completas, como las manos, los pies o las vísceras. La panadería está acondicionada igual a una carnicería, los objetos están envueltos en bandejas de telgopor y aluminio, o colgados del techo en ganchos metálicos.

Unarrom pone al descubierto la primacía de la vista y el condicionamiento que ejerce sobre el resto de los sentidos. Crea un concepto morboso para enlazarlo con un alimento milenario de consumo masivo en el mundo entero.

Kittiwat Unarrom - Body parts

2 comentarios:

05 octubre, 2010 Jairo Rojas Rojas dijo...

Cierto, esos pies mutilados en realidad me quitan el antojo. Ni hablemos de la cabezas, pero,eso si, es impresionante esa vitrina.

08 octubre, 2010 Jorge Chiesa dijo...

Uffff... qué locura... hacer una panadería de cadáveres para una tesis de grado en artes plásticas... siempre en oriente suceden estas cosas... yo lo relaciono con esa tendencia del shock art, los chinos que comen fetos en vivo para la televisión... faltan posteos sobre esos artistas en elefante...