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Roberto Platé: El baño

Eran tiempos de plomo, el general Juan Carlos Onganía había tomado el poder luego de derrocar al presidente Arturo Umberto Illia, exponente de la Unión Cívica Radical, con el que la Argentina vivió años de oro en el desarrollo de las artes y la educación. Corría el año 1968, el gobierno militar había prohibido las representaciones de El mandarín maravilloso, de Béla Bartók, La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky, y el estreno argentino en el Teatro Colón de Bomarzo la nueva ópera de Alberto Ginastera, escrita por Manuel Mujica Láinez. También se había censurado la película Blow Up, del italiano Michelangelo Antonioni. En medio de esa atmósfera represiva El Instituto Di Tella desarrolló una de sus más espectaculares muestras, Experiencias 68, la cual marcó un hito en la historia del arte latinoamericano.

En esa ocasión participaron, entre muchos otros, artistas de la talla de Oscar Bony, con su célebre instalación La familia obrera; Roberto Jacoby, con Todos los fenómenos de la vida social se han convertido en materia de comunicación de masas, y Roberto Platé (1940), autor de El baño, la obra que hizo estallar la polémica y que generó la prohibición de la muestra. La idea era simple y contundente: un baño mixto público donde los espectadores entraban por puertas señalizadas con los carteles convencionales (hombre – mujer) y se encontraban con un espacio vacío, sin los artefactos sanitarios, sólo paredes blancas para que el público se exprese libremente. La mayoría de los textos y dibujos que afloraron apuntaban al dictador Onganía, mensajes directos en contra de su gobierno de facto, de la represión y la violencia que ejercía.

El miércoles 22 de mayo, amparado en los artículos 128 y 244 del Código Penal, el Poder Judicial determinó la clausura definitiva de Experiencias 68, por “ofender mediante imágenes u objetos obscenos la dignidad o decoro a un funcionario público”. A modo de protesta, el resto de los artistas arrojó sus obras a la calle y las destruyó en un acto público improvisado. Poco más de un año después, el instituto se vio obligado a cerrar sus puertas por falta de presupuesto, según dijeron sus directivos.

En una entrevista concedida a los pocos días, Platé manifestó que no estaba sorprendido con la reacción del gobierno dictatorial: era una continuación de lo que estaban haciendo con el trabajo de Ginastera y Mujica Láinez, y por extensión a toda la cultura argentina. Al año siguiente, Platé se exilió en Francia, donde actualmente reside. Es uno de los escenógrafos de ópera más importantes de Europa.

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