Beethoven: melodías desquiciadas

Ludwig van Beethoven (1770 - 1827) fue el primer músico independiente de la historia. Recibía una pensión de 4 mil florines anuales de la aristocracia, pero no tenía obligaciones artísticas. Bach, Haydn y Mozart, por ejemplo, también recibían dinero de sus mecenas pero tenían que componer a pedido y con fecha de entrega, eran empleados y sus sueldos eran parte del presupuesto del personal doméstico. Cuentan sus biógrafos que el trato para él siempre fue especial, principalmente por su mal humor. Sus ataques de ira lo han impulsado a destruir a golpes habitaciones completas.

Buscaba inspiración en la calle, salía a caminar mal vestido, sucio y notablemente despeinado. Su cabellera fue una marca registrada. Iba cantando a los gritos (en los últimos años de su vida la sordera era total) y garabateando ideas de melodías en un cuaderno. Estaba completamente alterado y sólo se comunicaba a través de oraciones que apuraba en papel. Todos en Viena lo conocían, incluso muchos lo esquivaban: era un genio absoluto, eso nadie lo ponía en duda, pero nada fácil de llevar. El único que lograba calmarlo en plena crisis era su sobrino Karl, a él le quedó la herencia Beethoven completa. El músico sobrellevó en sus últimos años serios problemas económicos, su cuenta bancaria era enorme, pero no podía acceder por cuestiones legales, todo le correspondía a su sobrino.

La sordera avanzó hasta 1815. El compositor ya no escuchaba y aún así fue capaz de concebir su obra máxima: la Novena Sinfonía, en re menor, posteriormente conocida como Sinfonía Coral. El 7 de mayo de 1824 la presentó oficialmente en el Teatro de la Corte Imperial de Viena. Beethoven, totalmente sordo, subió al escenario y le dio la espalda al público –completo de aristócratas y familias nobles- de principio a fin. Nunca escuchó la ovación que le dedicaron. Y más curioso aún, nunca escuchó la maravilla que había creado. Uno de los solistas tuvo que tomarlo del brazo y darlo vuelta para que vea lo que había generado en aquel recinto.

Actualmente la Novena está considerada una de las mejores composiciones de la historia de la música. La sonda espacial Voyager lanzada hacia el espacio profundo en 1977, contiene, además de otros objetos, un disco con una grabación de la sinfonía, en representación de la humanidad.

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Beethoven: Novena Sinfonía - [1895 Gustav Mahler Edition]
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