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John Cage

Una bañadera, una olla a presión escupiendo vapor y un florero también son instrumentos musicales. El ruido, incluso desde lo técnico, puede convertirse en música. El silencio: un goce estético. Depende de la interpretación. El arte, entonces, no es conveniente definirlo como la actividad de una sola persona, sino como un proceso que un grupo (colectivo) pone en movimiento. Palabras más, palabras menos, este es el concepto que desde la década del 30 defendió el polémico compositor e instrumentista John Cage (1912 - 1992).

Un revolucionario. Tal vez loco también. Sus conceptos se escaparon de toda convención y entraron en contradicción directa con la filosofía y el sentido común. Su búsqueda fue, siempre desde la música, negar cualquier intención artística. Que el arte suceda en el camino hacia la nada. Su obra fue una sucesión de sonidos desconectados, casuales, atonales, variable en sus dimensiones musicales -amplitud, duración, timbre y registro-. Estructuras indeterminadas y abiertas.

Todo su trabajo propuso un quiebre estético altamente lógico y definitivamente absurdo. Influenciado por los artistas Frances Edgar Varese y Charles Ives, primeros exponentes de la escuela que luego continuó, fue una figura determinante para definir un lenguaje caótico en la música contemporánea.

Cage utilizaba veinticinco tonos y construcciones rítmicas complicadas. Todo fue experimentación: como su instalación sonora de sumergir un gong en el agua. A principios del 40 combinó instrumentos eléctricos y mecanismos de oscilación de frecuencia, intervino pianos con bulones tuercas y pedazos de goma e intentó superar el sistema de nomenclatura musical.

La pieza más revolucionaria del opus compuesto por Cage es 4´33” (cuarto minutos y treinta tres segundos), donde el famoso pianista David Tudor se sienta en silencio frente al piano y mueve las manos tres veces durante los cuatro minutos y treinta tres segundos exactos. La obra es el silencio y los sonidos del público en la sala. Cage bautizó este tipo de composición como "música no-intencional". Concepto puro y una ruptura definitiva de las convenciones. El significado último de 4´33”' es que en el arte todo es posible, incluyendo (y aquí es donde se da el salto revolucionario) la nada. "No tengo nada que decir, y lo estoy diciendo, y eso es poesía".

Otra obra clave fue Imaginary Landscape Nº 4, una composición para doce radios y veinticuatro ejecutantes (uno para el dial receptor de estaciones de la radio, el otro para el control del volumen, y así en las doce radios). Cage ofrece a sus ejecutantes una partitura que él ha preparado, pero no puede controlar los ruidos o sonidos que las radios producirán, o si funcionarán del todo como instrumentos generadores de sonido. Su búsqueda con esta pieza era emancipar a la música de las notas.

Luego se dedicó a estudiar familias de hongos y se convirtió en un anarquista ortodoxo. Cage fue fiel representante de la libertad. Integrante del famoso grupo Fluxus, fue determinante en todas las ramas artísticas de segunda mitad del siglo XX. Especialmente el rock y el expresionismo abstracto.

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Obra completa para piano
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John Cage - Noise (1966)

2 comentarios:

02 mayo, 2009 Lukas DG dijo...

una visión muy conceptual la del señor, excelente.
Lo comentastes en la radio este artista? o me estoy confundiendo con otro?

03 mayo, 2009 Agustín Marangoni dijo...

Sí, le comenté en la radio el año pasado. Cage es fundamental. De a poco irán apareciendo muchos artistas del estilo.