La lógica y los juegos con el tiempo son una constante en la obra del argentino Jorge Macchi (1963). Su trabajo propone una lectura atípica de lo cotidiano, reubica e interviene elementos simples para manipular significados y exhibir nuevas asociaciones.
Parte desde temáticas obvias como la información periodística, la luz, la música, la imagen de video, la destrucción creativa, el silencio y el vacío, y las convierte en asignaturas desconcertantes. En su instalación Un charco de sangre (1998 – 2004), recopiló de los diarios noticias policiales que tienen en común la frase “charco de sangre”. Recortó los fragmentos y los pegó todos sobre una pared, cuidando que todos los “charco de sangre” coincidan en el mismo punto. Macchi concibió la obra a partir de una lectura conceptual asociada con la poesía y la rima. Visualmente el trabajo tiene la misma estética.
Un charco… es consecuencia directa de Música incidental (1997), donde trabajó sobre tres páginas de partituras gigantes, aparentemente vacías, que cuelgan de la pared. Las líneas de los pentagramas están conformadas por textos de noticias sacadas de diferentes periódicos londinenses. Las noticias se refieren a accidentes y asesinatos que tienen como protagonistas a gente común. Entre las noticias y actuando como separador hay un espacio en blanco de un centímetro. En base a los espacios, Macchi compuso una obra musical (escuchar). Utiliza las notas mi, sol, si, re y fa, que se alternan de acuerdo a la clave de sol y las líneas. La duración depende de la distancia entre los espacios. La obra puede ser escuchada a través de auriculares que cuelgan desde el techo, en frente de las partituras.
The speaker´s corner (2002) es un panel de madera con recortes de periódicos sujetos con alfileres, pero de las notas publicadas eliminó el texto, sólo quedan las comillas (que en el periodismo gráfico se utilizan para las citas textuales).
La obra de arte es para Macchi un “misterio a investigar”, el espectador, sin ayuda de ningún tipo, tiene que encontrar los secretos y las mentiras. Hay, entonces, un encuentro con Marcel Duchamp y Jorge Luis Borges, la idea madre es que no existe el verdadero sentido de una obra.
Una de sus últimas instalaciones es Last Minute, desarrollada en la planta octogonal de la Pinacoteca de Sao Paulo. El centro de la sala es el eje, alrededor da vueltas una aguja de seis metros de largo. La vuelta completa dura exactamente 60 segundos. En el extremo de la aguja, un sensor permanece en contacto con el piso registrando las más pequeñas irregularidades de la superficie. La señal se procesa en una computadora y se transmite en dos speakers situados en ambos extremos de la aguja: uno pequeño reproduce las frecuencias más altas, y otro más grande reproduce las frecuencias más bajas. Y no sólo eso, también sirven de contrapeso para mantener la aguja horizontal.
También ha explorado el lenguaje audiovisual. Sus obras se caracterizan por la sencillez visual y por sus conceptos de reminiscencia filosófica y matemática. En casi todos aparece la música como elemento fundamental, utilizada y presentada como un hallazgo, algo que estaba oculto.
Jorge Macchi es un exponente del arte globalizado, un artista nómade que está constantemente recorriendo el mundo. Holanda, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, Argentina. Sus creaciones aparecen dentro de un contexto socio-cultural determinado que siempre, directa o indirectamente, está expuesto.
Descargar
Imágenes de Jorge Macchi
pass: http://elefantepixelado.blogspot.com/
Jorge Macchi – La flecha de Zenon
martes, 16 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios
1 comentarios:
Hay artistas argentinos que son increíbles. No lo conocía a Macchi, me encantó. Buen espacio de arte... sigan así.
Publicar un comentario