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Martin Messier

Construir y deconstruir, esa es la cuestión. El artista canadiense Martin Messier explora los horizontes sonoros de cualquier dispositivo mecánico en busca de un patrón rítmico; transforma aparatos obsoletos para descubrir sonidos. Paralelamente, toma el pulso del arte audiovisual en performances cinematográficas y teatrales, utilizando como soporte el escenario de las nuevas tecnologías digitales e informáticas.

Su más reciente proyecto se titula Sewing Machines Orchestra (2011) [Orquesta de máquinas de coser]. En la misma búsqueda conceptual que el alemán Wolf Vostell (1932 - 1998), creador de la revolucionaria Sinfonía Fluxus para 40 aspiradoras, Messier encuentra música en objetos de uso cotidiano. La gran diferencia con aquella clásica instalación de la década de 1960 es la sofisticación estética y el refinamiento de los resultados. La obra de Vostell, más allá de su valor histórico, era un generador de ruido. Sewing..., en cambio, aprovecha al máximo las posibilidades rítmicas y lumínicas de las ocho Singer fabricadas en 1940. Cada una está conectada a un microchip que regula su comportamiento para concebir una performance electroacústica impactante. El artista señala que esta obra permite ampliar la creatividad y reinterpretar la relación aparato-usuario.



En colaboración con el artista Nicolas Bernier, desarrolló a fines de 2010 la obra La chambre des machines [La habitación de las máquinas], dos extrañas piezas capaces de generar sonidos hi-fi, realizadas con engranajes y bielas que se accionan manualmente. El punto fuerte de esta pieza es el cruce entre la acústica y la electrónica: el público queda envuelto en una atmósfera sonora que surge de la interacción entre el sonido mecánico y las frecuencias sintéticas. Desde la programación, el proceso digital logra ampliar la paleta sonora propia de las máquinas analógicas. “Buscamos el regreso al mundo físico en un entorno de creación digital”, apuntan los artistas. También hay un guiño a la Intonarumoris, aquella máquina futurista de la década de 1920 que creaba ruidos, construida con componentes desconocidos, algo similar a lo que ocurre actualmente con los ordenadores convencionales.



Para L´horloger (2010) [El relojero], utiliza una serie de relojes despertadores antiguos para crear una secuencia musical que se sostiene en el trabajo meticuloso del montaje sonoro. Messier manipula la ubicación y el mecanismo de los relojes arriba de una mesa para explorar sus cualidades sonoras. El proyecto enlaza directamente con la memoria, el presente, la actividad cíclica y, obviamente, el plano espacio-temporal. El tiempo es elástico, irreversible e inquietantemente continuo.



Por su parte, Epectres enlacés (2009) [Enlaces espectrales] es una experiencia inspirada en la música acusmática. Los espectadores se cubren los ojos con una máscara para dormir y escuchan los sonidos que se emiten en la sala. Sin el reconocimiento visual, el espacio se reconfigura y el espectro sonoro fluctúa entre la colisión y la fusión. Todo ruido y detalle que se reproduce proviene de grabaciones de actividades cotidianas. El resultado es un universo onírico integrado por referencias descontextualizadas y que coquetea con un ambiente imaginario surrealista, donde se puede reconocer una mezcla de sonidos urbanos, golpes de puertas, el rebote de pelotas de baloncesto y ping pong, maquinarias en funcionamiento, etc. “Mi voluntad de crear una pieza acusmática tiene que ver con la necesidad de combinar ruidos y melodías, de encontrar una línea que conecte ambos planos que en una primera impresión parecen desconectados”, aclara el artista.

La instalación Pencil Project (2009) [Proyecto lápiz], creada junto al artista Jacques Poulin-Denis, se sumerge en el rendimiento del sonido y la tecnología de amplificación. La intención es diseñar una pieza de música electrónica en vivo inspirada en el acto físico de escribir, articulando siempre el espacio visual. Los intérpretes -los artistas-traducen garabatos, se rascan, salpican y borran. Cada movimiento es música en la más pura calidad sonora. La programación, el procesamiento de las señales y el diseño son el la médula espinal de este proyecto, pero la idea central es mantener invisible toda la tecnología aplicada: todo está oculto para que sólo se luzca la manipulación de los objetos y el enfoque de los participantes. El aspecto más importante es la generación musical y la amplia gama de sonoridades que se crea, por ejemplo la voz del lápiz sobre la textura del papel. El conjunto concluye en un vocabulario muy rico que se transforma y se subdivide en capas. Los artistas encuentran una nueva forma de expresividad, a través de un desempeño intuitivo, íntimamente relacionado con un instrumento musical tradicional.



Las obras de Martin Messier se han presentado en distintos festivales especializados en arte y tecnología, en Francia, Taiwán, Bulgaria, Estados Unidos, Inglaterra, Italia. Finlandia, Alemania y España. Recientemente exhibió Sewing Machines Orchestra en el encuentro artístico Elektra 12, realizado en Montreal, Canadá.

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