La idea de transformar chatarra o basura en una obra de arte no es sólo una decisión estética, es también un posicionamiento político. El plástico argentino Antonio Berni, por nombrar uno, solía recorrer las orillas del riachuelo de Buenos Aires en busca de latas, pedazos de trapo, juguetes partidos o cualquier objeto que pueda incrustarse en sus cuadros. Así nació Juanito Laguna, personaje clave del arte latinoamericano durante la década de 1960, inspirado en los códigos sociales de la villa del Bajo Flores. En el siglo XXI hay quienes continúan esa línea conceptual adaptada lógicamente al contexto actual, al epicentro de una sociedad tecnológica, como es el caso de L'Orquestra dels Luthiers Drapaires, un colectivo artístico que fabrica instrumentos musicales con desechos electrónicos, mecánicos e informáticos.
Los músicos que integran esta particular orquesta salen a la calle a recolectar aparatos descartados, en cualquier estado y de cualquier época que puedan ser útiles en la fabricación de instrumentos. Ese es el primer paso en el proceso, que también incluye el diseño de circuitos y sistemas y una meticulosa investigación acústica. La intención de los artistas es demostrar que con ingenio y creatividad no es necesario sumergirse en la lógica del mercado para adquirir instrumentos musicales electrónicos. El proyecto avanza de la mano con la red social Arduino, una plataforma de hardware libre basada en una sencilla placa de entradas y salidas que se utiliza para desarrollar dispositivos interactivos y autónomos.
Uno de los instrumentos que surgieron de las investigaciones es el Hidrófono 1.0, una escultura sonora autómata que basa su funcionamiento en la amplificación de la secuencia percusiva de gotas de agua y burbujas de aire en una pileta de baño. Los sonidos que produce son muy poco comunes, relajantes, y evolucionan a través de composiciones musicales algorítmicas. Mediante una válvula y una bomba electrónica se deja caer agua en una secuencia rítmica determinada por los algoritmos que se cargaron previamente en la memoria del microchip (Arduino) que controla la escultura. Las gotas son amplificadas mediante un sistema de micrófonos sumergible. Se utiliza un procesador Celeron como banco de efectos (reverb, delay y ecualizaciones varias), un equipo HIFI y una botella de vidrio. Es un sistema cerrado que permite un bombeado automático y reutiliza el agua en forma indefinida.
La instalación NoSignal consiste en una matriz de nueve monitores VGA reciclados, nueve pequeños beepers extraídos de ordenadores en desuso y una plaqueta electrónica diseñada específicamente para darle vida al sistema que funciona como un instrumento audiovisual. Los monitores exhiben una serie de patrones gráficos, líneas y colores, generados eléctricamente, sin el uso de fuentes visuales, como puede ser un dvd o una videocasetera: cada pantalla recibe distintas secuencias de voltaje, una para cada canal de color (RGB: Red, Green, Blue), estos mismos patrones eléctricos se convierten en sonido al intervenir sobre los pequeños altavoces.
Los músicos de la orquesta, Santi Vilanova, Xavier Viadé, David Sarsanedas, Olga Solà y Eloi Maduell, documentan la evolución y el desarrollo de toda su labor. Además de dar talleres a lo largo de Europa -explican- les gusta publicar, de manera cronológica cada avance. “Es la mejor forma de sedimentar los conocimientos que adquirimos; compartimos los frutos de nuestras investigaciones. Internet es el espacio perfecto para que todos puedan acercarse a los esquemas y los códigos de programación finales, así cualquiera los reproduce en su casa o los modifica a gusto propio”, señalan. De este modo, el colectivo contribuye a la sostenibilidad medioambiental y favorece la reducción de la dinámica de consumo en tiempos de crisis.
El Hav1bit es uno de los últimos instrumentos audiovisuales que desarrollaron. Está integrado por un output minijack y un output VGA que funciona con cualquier dispositivo que acepte resoluciones de 640 x 480 pixels. Todo el diseño está basado en Arduino, con colaboración de otros miembros de la comunidad. Es un sintetizador de 1 bit y tres osciladores de onda cuadrada que se modulan entre sí: una especie de aproximación a la síntesis FM, pero audiovisual. Cada oscilador modula uno de los canales de color RGB. Ofrece tres funciones que se pueden combinar: el modo simple, que controla el espesor (ms) y fin (microsegundos) de la frecuencia de los osciladores; El modo Rampas, que genera ondas de sierra con estado inicial, estado final, y tiempo ajustable, y el modo Random, una frecuencia aleatoria por canal, dentro de un rango definible y con posibilidad de cambiar cada tiempo definido.
Un instrumento muy ingenioso que utiliza la orquesta es La máquina del amor. A partir de la manipulación de frecuencias, invita a los espectadores a tocar el dispositivo y a tocarse entre ellos para conseguir sonidos e imágenes. Dependiendo de la superficie de piel en contacto, de su grado de humedad y de la intensidad con la que se toquen, la máquina produce vibraciones más graves o más agudos, parecidas a las generadas por un Theremin convencional. Las antenas son perchas metálicas, de las que se usan para colgar la ropa. Luego secuencian un radiograbador a cassette y un viejo televisor de tubo, osciloscopio mediante, para que los sonidos y las imágenes se emitan en paralelo. El resto es la creatividad que aporten los músicos: los espectadores/usuarios.
También fabricaron un Theremin, era obvio, pero lo hicieron únicamente con radios a transistores. Modificaron las plaquetas y los circuitos, y utilizaron las antenas como receptores de onda. Una idea simple y conmovedoramente ingeniosa.
0 comentarios:
Publicar un comentario