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Marnix de Nijs

La tecnología extiende las capacidades perceptivas del cuerpo, no es una comparación ni una competencia con el funcionamiento biológico, es un complemento que refuerza y participa en una evolución permanente. El artista holandés Marnixde Nijs hace visible esta relación, analiza el cuerpo como una interfaz y se detiene en la injerencia de la cultura sobre los sentidos. El resultado es una serie de obras que exponen esta fusión determinante y proponen un nuevo rol para el arte dentro de una sociedad en pleno desarrollo tecnológico.

Sus creaciones son experiencias interactivas que construyen imágenes y sonidos. Su última instalación, 15 Minutos biométricos de fama (2011), está inspirada en los movimientos de planos característicos del cine y la televisión. El artista ubica una cámara sobre una grúa de movimiento autónomo. El espectador se para enfrente de la lente y un software biométrico de análisis de video compara sus rasgos faciales con los de una amplia serie de personas cargadas previamente en su base de datos, donde hay desconocidos y celebridades. El proceso de comparación se visualiza en un monitor LCD; los rostros de los espectadores que participan se agregan a la base de datos dentro de una categoría irónica llamada Recién nacido. Finalmente, se utilizan en posteriores comparaciones.

El artista señala que esta obra deconstruye el proceso que fabrica fama y estrellato en la industria del entretenimiento moderno. En la misma sintonía que la frase de Andy Warhol, sostiene que actualmente la gramática de la web 2.0, especialmente en plataformas de video como Youtube, alimenta con fuerza el deseo de conseguir esos célebres “15 minutos de fama”.


Este mismo concepto ya estaba presente en Mirror piece (2010-11), donde también se desarrolla un análisis biométrico de rasgos faciales, con la diferencia que el espectador se ve reflejado en un espejo, y en ese mismo espejo se proyectan los rostros que se le parecen. La base de datos tiene cargada más de 250 personas preseleccionadas por sus actos controvertidos e infames. Una voz computarizada anuncia públicamente el nombre de la persona que ha sido identificada y al mismo tiempo pronuncia un recordatorio que la intromisión de la tecnología biométrica en el espacio público debe ser vista con un sano escepticismo, y como una actividad crítica a la sobreexposición de imágenes.

Para Physiognomic Scrutinizer (2008-09) [Fisonomía Scrutinizer], que es la semilla de la dos obras descriptas anteriormente, de Nijs encontró inspiración en los dispositivos de seguridad utilizados en aeropuertos, centros comerciales y estadios de fútbol, entre otros espacios públicos protegidos. También hay aquí un análisis biométrico de los rostros, la diferencia es que en la base de datos hay cargadas personas que pasaron a la fama por cometer actos delictivos. Dos colaboradores se ubican inmediatamente después de la puerta y actúan como guardias de seguridad. El proceso de comparación completa se muestra en un monitor LCD, bien visible para todos los espectadores. El software es el mismo que utilizan las fuerzas policiales para reconocer supuestos malhechores.

El sistema detecta las similitudes y directamente acusa al espectador de haber cometido los crímenes que cometió el personaje señalado por la base de datos: la instalación emite un fragmento de audio estruendoso y proyecta imágenes comprometidas. También hay filósofos suicidas, políticos esquizofrénicos, etc. El artista explica que el concepto se remonta a la antigua pseudociencia que sostenía que en el rostro están las señales de un potencial asesino. Hay en esta obra una denuncia de discriminación, xenofobia y racismo, prácticas lamentablemente enquistadas en las políticas de seguridad pública europeas, e incluso en la ideología de partidos políticos que, todavía, en el siglo XXI, siguen tomando decisiones en base a factores estéticos que deberían ser intrascendentes.

La instalación Exploded views (2008) [Vistas] trabaja interactivamente entre la actividad física del espectador y la construcción virtual de una ciudad. Tres personas caminan sobre una cinta, a medida que avanzan se suceden paisajes urbanos reales, representados digitalmente en 3D, mediante la técnica de rotoscopio, y sonidos que fluyen de acuerdo con la velocidad de los pasos. Se utiliza un banco de imágenes enorme, grabaciones y una estructura algorítmica compleja para conseguir una sensación real en la sucesión de las ciudades que se recrean.

Exploded... combina el interés personal del artista por el desarrollo urbano con un trabajo específico de sitio. “La globalización y la vida metropolitana son los temas neurálgicos. Los espectadores reúnen en un tiempo determinado distintos puntos de todo el planeta, cada ciudad se convierte en un nivel o en un capítulo dentro de una colección”, dice de Nijs. Por ejemplo, para mostrar Florencia, el concepto fue poder mostrar un punto donde hoy se siente con fuerza el incremento de turistas que llegan día a día. “Se ha transformado en un Disney World. Florencia tiene 12 millones de turistas al año, en comparación con una escasa población de 355.000”, agrega.

También dentro de la experimentación con paisajes urbanos virtuales, creó el Beijing Accelerator (2006) [Acelerador de Beijing], un dispositivo robótico que permite sentir una experiencia cinematográfica y cinética en un paseo por la ciudad china. Su funcionamiento es muy simple, el espectador se sienta en una silla motorizada y equipada con una palanca de mando. Enfrente tiene una pantalla de 1,6 x 1,2 metros. Mientras controla la dirección y velocidad del movimiento de la silla, las imágenes de la ciudad rotan panorámicamente. El objetivo es sincronizar las imágenes y el movimiento, una vez que se logra, el espectador se sumerge en un recorrido interactivo y coordinado cinético y visualmente.

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