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Testigo de la humanidad


Las fotografías del brasileño Sebastião Salgado encuadran un reclamo social latente, son el reflejo de las necesidades de los desposeídos, de aquellos que articulan una lucha silenciosa en base a la fuerza de sus propias manos. La dignidad del trabajo en la pobreza. El escenario desgarrador de la marginación. Salgado estudió economía y prestó servicios para organizaciones de alto vuelo internacional como la OIC (Organización internacioal del café), pero en 1973 pateó el tablero para dedicarse exclusivamente a la fotografía. Con 29 años y de modo autodidacta recorrió el mundo capturando imágenes que lo ubican como uno de los reporteros gráficos más respetables de las últimas tres décadas.

“Un rostro revela la historia y el sufrimiento de todo un pueblo”, asegura. Sus trabajos se extienden años, es meticuloso en la selección de cada imagen, camina tierras inhóspitas hasta toparse con la sociedad profunda, la sociedad que intenta construir sus propios códigos mientras sufre los códigos ajenos. En ese lugar, sea donde sea, desenfunda su Leica para arrebatar, en blanco y negro, un testimonio inminentemente artístico y violentamente político. “Espero que la persona que se acerca a mis exposiciones no sea la misma al salir”. Así dice. Así parece ser.

Su primera serie, América latina, es una colección de fotos tomadas entre 1977 y 1984. Después de recorrer Europa y parte de África, desembarcó en Latinoamérica para mostrar las comunidades que luchan por su supervivencia en las costas del noreste de Brasil, las montañas de Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala y Méjico. El núcleo del trabajo registra la vestimenta casi prehistórica, las tierras áridas, la pobreza, la entereza espiritual y la muerte como anécdota y rutina. En Sierra Madre, entre hongos mágicos y peyote, escuchó historias sobre la imaginación de los vivos, ese borde insólito que separa dos mundos. El real y otro, distinto: también real. Salgado explica que fueron siete años en los que saltó siete siglos al pasado, donde el pulso del tiempo tiene otro valor y el flujo de culturas se enaltece en el sufrimiento. La obra completa integra el libro Otras Américas, publicado en 1986 y presentado oficialmente en el marco de una gira que atrajo a millones de espectadores en todo el mundo.



Ese mismo año editó Sahel: l'homme en détress [Sahel: el hombre en peligro], basado en fotografías que tomó en esta zona de África durante y después de una sequía de magnitudes catastróficas que empujó a enfrentamientos bélicos en Chad, Eritrea, Sudán y Etiopía. El éxodo se planteó entonces como la única esperanza para sobrevivir. Salgado dedicó meses para registrar las consecuencias; trabajó junto con el equipo de Médicos sin fronteras. Las fotografías tuvieron una fuerte repercusión en la prensa internacional y también integraron una muestra itinerante.



En 1993 editó el libro Workers, un ensayo que comenzó a finales de 1986 sobre la temática de la mano de obra en los cinco continentes. La idea fue contar la historia de una época, signada por el avance de una Revolución industrial que, desde el presente, tropieza con el futuro de hombres y mujeres para ubicar a la competencia de mercado como única consigna. El resultado es una línea arqueológica y visual que deja en claro cómo el trabajo de muchos beneficia a pocos.

“Vivimos en un mundo altamente industrializado, pero la producción es apenas para un quinto de la población mundial. Los otros cuatro quintos no tienen siquiera posibilidad de convertirse en consumidores. Sin embargo, son los encargados de mantener en movimiento los engranajes del sistema. El destino de los trabajadores es el de crear un nuevo mundo para revelar una nueva vida, para recordar que no existen fronteras. De esta manera se adaptaron, se resisten. Creen para sobrevivir”, explica el artista.



El segundo capítulo de Trabajadores se tituló Éxodos y fue editado en el 2000. Los cambios drásticos en los modos de producción movilizaron a Salgado a mostrar las repercusiones sociales, evidenciadas en las condiciones de millones de emigrantes que vagan de país en país en busca de un lugar para establecerse. Víctimas del desarraigo, muchos terminan en campamentos de refugiados o suburbios urbanos donde no tienen otra opción que resignarse a ser explotados. “La desigualdad económica genera cambios globales. Todo lo que sucede en el mundo está interconectado, todos estamos afectados por la creciente brecha entre ricos y pobres, por el crecimiento demográfico, por la mecanización de la agricultura, por la destrucción del medio ambiente, por la intolerancia de los políticos. La gente arrancada de sus hogares es la víctima más visible de esta convulsión”, señala. Salgado fotografió gente en 41 países durante casi siete años en busca de una reflexión social que enfrente la idea salvaje del individualismo.



En 2003 presentó el libro The end of polio [El fin de la polio], donde retrata el trabajo que equipos especializados realizan en la República Democrática del Congo, India, Pakistán, Somalia y Sudán para combatir la poliomielitis, enfermedad que afecta a los niños de entre cinco y diez años. Se calcula que para 1988 había casi 1000 nuevos enfermos por día. Para 2002 las cifras bajaron a 2000 casos anuales. El ensayo recupera visualmente el esfuerzo y el riesgo de los médicos y voluntarios que colaboraron para enfrentar el brote de contagios. Son sesenta fotografías que todavía se exponen en distintas galerías de Estados Unidos, Asia y Europa.


Actualmente, Salgado trabaja en Génesis, un proyecto a largo plazo que sigue la misma línea que todos los anteriores pero con un giro sustancial: va en busca de la belleza, de lo que todavía está en pie a pesar de los procesos destructivos que desatan algunas actividades humanas. Las imágenes también está focalizadas en el ser humano, pero contextualizadas en áreas primitivas, donde todavía existen culturas que mantienen sus tradiciones ancestrales. Es un trabajo de conservación antropológica que comenzó en 2004 y se extendió hasta 2012.



El artista define a Génesis como un intento de captar la majestuosidad de las regiones en estado prístino, áreas silvestres donde los paisajes son vírgenes, lugares donde las comunidades humanas construyen su propio tiempo. Algunas de estas historias ya se han publicado en medios como Paris Match, Rolling Stone, La Vanguardia, Visão, Guardian y La Repubblica. Hay cerca de veinte series finalizadas, que incluyen a las Islas Galápagos en Ecuador, la Antártida y los bosquimanos de Botswana.

 

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