Otra gran
éxito fue la venta de una estatua de una princesa egipcia de la época Amara, supuestamente
de unos 3300 años de antigüedad. El ayuntamiento de Bolton –ciudad donde
residía la familia– pagó 600 mil euros en efectivo. La reina de Inglaterra,
Isabel II, fue la invitada de honor a la muestra que se inauguró en la galería
Hayward de Londres con la pieza egipcia como uno de los principales atractivos.
Queda claro
que Shaun tenía una capacidad notable para la falsificación. Podía trabajar una
escultura de cualquier período histórico con la misma facilidad que una obra
contemporánea. Por ejemplo, falsificó obras del escultor abstracto Henry Moore
y pinturas –acuarelas, óleos, grabados y pasteles– de Otto Dix y Man Ray, entre
otras treinta firmas de primerísimo nivel. Los Greenhalgh diseñaban mentiras
sofisticadas para concretar ventas. Inventaban que habían recuperado piezas
robadas durante la Segunda Guerra Mundial, incluso llegaron a decir que habían
recibido regalos de cumpleaños de parte de los propios artistas. Shaun
falsificó cartas, supuestamente escritas de puño y letra por L.S. Lowry, que
aseguraban que una serie de acuarelas eran de su producción.
Pero un día
se equivocaron. Fue a fines de 2005. George se acercó a los directivos del
Museo Británico para ofrecer una colección de tres relieves asirios. Dijo que
los habían encontrado arrumbados en un rincón del garaje. Entre tanta obra se
habían olvidado de esas piezas. Necesitaba que le digan el valor y, por
supuesto, si les interesaba comprarla. El encargado de ver los relieves fue
John Curtis, un experto en arte antiguo. Estaba entusiasmado, son muy pocas las
posibilidades de sumar obra mesopotámica. Hay muy poca y suele encontrase en
malas condiciones.
Curtis,
junto a especialistas de la casa de subastas Bonhams, examinó la pieza en
profundidad. Mala suerte, encontró errores graves en las inscripciones
cuneiformes. Desde el museo alertó a la Unidad de arte y antigüedades de Scotland
Yard. Un año y medio después, la familia completa fue llevada a juicio. Shaun
fue sentenciado a cuatro años y ocho meses de prisión. A Olive y a George, de
83 y 84 años respectivamente, se les impuso una pena de doce meses en suspenso.
El siguiente paso fue rever todas las piezas que habían
vendido los Greenhalgh. En el primer año lograron identificar más de veinte
falsificaciones, entre ellas el famoso Fauno. Se calcula que vendieron más de
100 obras. La mayoría está en manos de coleccionistas privados.
En enero de 2010, el museo Victoria and Albert de Londres inauguró
una muestra donde se expusieron noventa falsificaciones famosas. Un tercio
pertenecía a Shaun, por ejemplo el busto de mármol de la princesa egipcia, una
colección de vasijas romanas, joyas reales, acuarelas y las cartas personales
de Lowry, entre muchas otras. “Greenhalgh fue uno de los falsificadores de arte
más diversos y capaces de todos los tiempos. Creó objetos de tantos estilos
diferentes y de tantos periodos diferentes que no pudo ser detectado
rápidamente”, dijo en la inauguración Vernon Rapley, investigador estrella de Scotland
Yard.
El juez, cuando dictó la sentencia, destacó el enorme talento
de Shaun. Y una más, que consta en las investigaciones policiales: para
realizar las obras utilizaba herramientas que compraba de oferta en la
ferretería de su barrio.
1 comentarios:
¡Genial artículo!. Seguramente ya lo conocés, pero te recomiendo leer el 2º tomo del personaje creado por Patricia Highsmith: Tom Ripley en "La Máscara de Ripley". Saludos.
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