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Verdadero o falso: Shaun Greenhalgh

Los Greenhalgh, una familia completa dedicada a la falsificación de arte. Funcionaban como una pequeña empresa, aunque pequeña es una forma de decir: se calcula que en los diecisiete años que dedicaron al negocio de la falsificación (1989 – 2006) ganaron unos 5 millones de euros. Cada integrante tenía una tarea asignada. El artista era Shaun. Sus padres, George y Olive, se encargaban de hablar con coleccionistas y directivos de museos. Su hermano mayor, George Jr., administraba el dinero. Funcionaron estupendamente, su máxima estafa fue la venta de El Fauno, una escultura de cerámica atribuida a Paul Gauguin, que lograron autenticar por el Instituto Wildenstein. En 1994 fue vendida en una subasta de Sotheby´s a la galería londinense Howie & Pillar por 20.700 libras esterlinas. En 1997 la compró el Instituto de Arte de Chicago por 125.000 dólares. Y estuvo expuesta como una de las piezas más importantes de su colección hasta octubre de 2007.

Otra gran éxito fue la venta de una estatua de una princesa egipcia de la época Amara, supuestamente de unos 3300 años de antigüedad. El ayuntamiento de Bolton –ciudad donde residía la familia– pagó 600 mil euros en efectivo. La reina de Inglaterra, Isabel II, fue la invitada de honor a la muestra que se inauguró en la galería Hayward de Londres con la pieza egipcia como uno de los principales atractivos.

Queda claro que Shaun tenía una capacidad notable para la falsificación. Podía trabajar una escultura de cualquier período histórico con la misma facilidad que una obra contemporánea. Por ejemplo, falsificó obras del escultor abstracto Henry Moore y pinturas –acuarelas, óleos, grabados y pasteles– de Otto Dix y Man Ray, entre otras treinta firmas de primerísimo nivel. Los Greenhalgh diseñaban mentiras sofisticadas para concretar ventas. Inventaban que habían recuperado piezas robadas durante la Segunda Guerra Mundial, incluso llegaron a decir que habían recibido regalos de cumpleaños de parte de los propios artistas. Shaun falsificó cartas, supuestamente escritas de puño y letra por L.S. Lowry, que aseguraban que una serie de acuarelas eran de su producción.

Pero un día se equivocaron. Fue a fines de 2005. George se acercó a los directivos del Museo Británico para ofrecer una colección de tres relieves asirios. Dijo que los habían encontrado arrumbados en un rincón del garaje. Entre tanta obra se habían olvidado de esas piezas. Necesitaba que le digan el valor y, por supuesto, si les interesaba comprarla. El encargado de ver los relieves fue John Curtis, un experto en arte antiguo. Estaba entusiasmado, son muy pocas las posibilidades de sumar obra mesopotámica. Hay muy poca y suele encontrase en malas condiciones.

Curtis, junto a especialistas de la casa de subastas Bonhams, examinó la pieza en profundidad. Mala suerte, encontró errores graves en las inscripciones cuneiformes. Desde el museo alertó a la Unidad de arte y antigüedades de Scotland Yard. Un año y medio después, la familia completa fue llevada a juicio. Shaun fue sentenciado a cuatro años y ocho meses de prisión. A Olive y a George, de 83 y 84 años respectivamente, se les impuso una pena de doce meses en suspenso.

El siguiente paso fue rever todas las piezas que habían vendido los Greenhalgh. En el primer año lograron identificar más de veinte falsificaciones, entre ellas el famoso Fauno. Se calcula que vendieron más de 100 obras. La mayoría está en manos de coleccionistas privados.

En enero de 2010, el museo Victoria and Albert de Londres inauguró una muestra donde se expusieron noventa falsificaciones famosas. Un tercio pertenecía a Shaun, por ejemplo el busto de mármol de la princesa egipcia, una colección de vasijas romanas, joyas reales, acuarelas y las cartas personales de Lowry, entre muchas otras. “Greenhalgh fue uno de los falsificadores de arte más diversos y capaces de todos los tiempos. Creó objetos de tantos estilos diferentes y de tantos periodos diferentes que no pudo ser detectado rápidamente”, dijo en la inauguración Vernon Rapley, investigador estrella de Scotland Yard.

El juez, cuando dictó la sentencia, destacó el enorme talento de Shaun. Y una más, que consta en las investigaciones policiales: para realizar las obras utilizaba herramientas que compraba de oferta en la ferretería de su barrio.

1 comentarios:

20 septiembre, 2012 Anónimo dijo...

¡Genial artículo!. Seguramente ya lo conocés, pero te recomiendo leer el 2º tomo del personaje creado por Patricia Highsmith: Tom Ripley en "La Máscara de Ripley". Saludos.